Menos que palabras: 9. Decisión.


9- Oferta:
Las calles estaban tranquilas, no había gente por la calle y tan sólo se oía el ruido de los árboles moverse por el aire. Se encontraba paseando sola, por la rambla, vestida con un vestido muy femenino y con la mirada perdida en el camino. No tenía intención de regresar a su casa, y ver como su padre intentaba animarla con entusiasmo. Ahora todo era distinto que la primera vez que su estrella había llegado a la isla... antes había sido como una ráfaga de aire fresco, había venido creado muchos recuerdos pero a su marcha, no había nada que la marcara profundamente. Podía fingir que todo había sido un hermoso sueño... una ilusión de su mente demasiado desarrollada. Pero nada podía ser como antes, habían compartido más que unos besos, más que unas caricias... se habían fundido en un eterno abrazo y había dejado huella en ella. ¿Cómo olvidar algo que aún sentía?
Miró su mano blanca y observó el pesado anillo que tenía en su dedo anular... un recuerdo real y material, que no le haría olvidarlo jamás.



El tiempo pasó tan rápido que prácticamente no había tenido tiempo a recuperarse de la despedida. Se encontraba sumida en un estado de melancolía permanente, suspirando por las esquinas y mirando el anillo durante horas. Sabía que en poco tiempo comenzarían los exámenes y con ellos una etapa de su vida que aún no se había dignado a pensar. Después de la universidad... ¿Qué haría? Podría hacer un master para especializarse en algo, o directamente hacer las prácticas y quedarse a trabajar en la empresa que le tocara, o simplemente hacer un año sabático. Todas esas propuestas las había escuchado desde el primer año que comenzó la carrera, pero aún ella no sabía que hacer. Le gustaba la traducción, los idiomas y viajar, siempre podría hacer algún curso de azafata y viajar, o la otra seguir estudiando y ser especialista en un solo idioma... no lo sabía, y precisamente por eso el tiempo pasaba más rápido. Debía elegir pronto...

La hoja de elección de empresa y post-grado estaba encima de su escritorio, rodeada de unos cuantos folletos de empresas que la querían tener de practicante. Aunque no era una da las mejores de su clase, tenía muy buen sentido de interpretación y sus traducciones eran siempre muy acertadas, por lo que era bastante recomendada en empresas. Pero la mayoría de ellas eran en la misma isla, y aunque adoraba su isla en los últimos meses necesitaba algo para distraerse, algo que le alejara de los recuerdos dolorosos y comenzar un punto y aparte en su vida. Era consciente que por mucho que escuchara las canciones de amor que Taisuke le dedicaba, o las cientos de cartas que le enviara ninguna de ellas le traería de vuelta a ella, y aunque quisiera irse allá, no tenía medios suficientes. Ninguna de las empresas que cooperaban con la UIB (Universidad de las Islas Baleares) tenía enlace a japón, y tampoco podía presentarse como traductora sin haber acabado la carrera. Ir a japón era prácticamente un sueño imposible, mucho más imposible que él volviera a palma, y aunque diera la casualidad de que fuera allá... ¿Cómo se pondría en contacto? Taisuke es un idol, y las fans no podían tener contacto con ellos. Y ella después de todo, no era más que una fan...
Volvió a mirar las ofertas de empresas cuando el buzón de correó le avisó que tenía un correo. Sin más ánimos del que tenía, abrió la bandeja de entrada y vio algo escrito en japonés. El remitente era anónimo y lo que decía en el inicio de la carta no era muy relevante, hasta que llegó casi al final...

...si estás interesada en formar parte de nuestra compañía, por favor contacte con nosotros.
Atentamente
Ume Takashi”

La oferta era muy clara, desde el primer momento que la comenzó a leer, pero desde que se había inscrito en algunas revistas, siempre le habían llegado extrañas ofertas, pero ninguna de ellas eran lo suficiente claras para poder llamar o buscar información. Aún algo desconfiada leyó la post data donde ponía el número de teléfono y llamó.
El tono de llamada se repitió unas tres veces antes que una voz amable y algo nasal la atendiera. Cuando la secretaría le preguntó el motivo de su llamada, no supo que decirle, sonaba todo tan extraño incluso para ella, que había tenido a su idol entre sus brazos y habían tenido una noche de sexo pasional... era todo demasiado incomprensible. Le informó nerviosa de la carta recibida y pidió información sobre aquello. La mujer rió encantada y le pidió que esperara un momento, al cabo de unos segundo otra mujer con voz más aguda y suave le saludó...

Estaba en la universidad, sola en su clase esperando una tutoría, para comentarle sus planes de futuro. Alfrefo, un hombre de avanzada edad, con el pelo gris y las mejillas arrugadas y caídas, entró en la aula y se sentó a su lado. De todos los profesores, el había sido el único que había apostado por ella en cientos de trabajos e ideas que había aportado a su curso, al igual que tenía la esperanza que le apoyara en la loca decisión que estaba apunto de tomar...

  • Me han ofrecido un trabajo en Hokkaido... pero como aun no he terminado la carrera... no se que hacer. - le comenta con voz suave y algo nerviosa.
  • Si no me cuentas más Kath, mucho no te podré ayudar...

No supo como comenzar a contarle, sin entrar en detalles sobre su repentino cambio de sexo, pero sabía que debía hacerlo, porque sino... no le dejarían hacer el cambio de matriculas. Tomo una gran bocanada de airé y le explicó lo que había sido su vida durante ese último año; el verano que llegó Taisuke, como cambió su vida y el invierno que pasaron tiempo juntos. Luego le habló de la empresa, que la habían conocido a través de las noticias, porque como había ayudado a un Idol, ahora japón estaba revolucionado y todas las revistas rosa lloraban por alguna información sobre ella, y por último le explicó que Ame no Yume, la empresa, era una editorial de libros de toda Asía, y que tenía intención de contratar a buenos traductores en español para poder comerciar a lo largo del globo. Le ofrecían durante los tres primeros meses alojamiento y pensión, a partir de los tres primeros meses ella se lo tendría que costear todo con sus ahorros, después la posibilidad de quedarse de forma indefinida ahí y la facilidad de conseguir los papeles legales. Sin ninguna duda era una oferta totalmente generosa y totalmente idiota rechazarla, pero tenía dos problemas... ¿Abandonaría todo su mundo para ir allá? Aunque ello significara poder tener a Taisuke un poco más cerca. ¿Qué haría con sus estudios? Además tendría otro coste que no sabía si ella estaba dispuesta a pagar... ¿Dejaría de ser mujer, solo por un trabajo?

Salió de la facultad cuando era bien entrada la noche, tenía un vacío en el estómago y los ojos rojos de tanto llorar. Alfredo había sido muy sincero dándole su punto de vista y ofreciéndole toda la ayuda necesaria si ella estaba dispuesto hacerlo... pero ¿Lo iba a hacer?
Entró en el coche y condujo con parsimonia por toda palma, recorrió cada pequeño rincón de su ciudad, recordó escenas y sucesos en cada plaza, restaurante y cine, luego se detuvo en un parking y camino durante horas por las calles que la habían visto crecer. Cuando llegó a las ramblas, con los árboles tapándole la oscuridad del cielo, había tomado una decisión... quizás se arrepentiría, pero sin ninguna duda sería la mejor y la más coherente, sabiendo su situación.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Come Back!

Buscando al hombre perfecto. Cap.1

La Enfermedad del "Amor"