Cinco y media. Último capítulo.
Cerezo: El sol hacía tiempo que había salido y la mansión se había quedado tan sólo con el personal de la casa. No estaba nadie de su familia, tan sólo ella, metida en su habitación poco dispuesta a salir. Sabía que no podía quedarse todo el día encerrada, porque si lo hacía las criadas se preocuparían y comenzarían a llamar a su padre, y lo menos que quería era ver a su padre. Necesitaba un tiempo para pensar, para procesar todo lo que le iba a pasar en poco tiempo, y quizás lo que más le importaba... ¿Cómo decirle a Naruto que lo suyo no podía ser? Hundió la cabeza en la almohada, ahogando los sollozos que seguían saliendo de su boca, desde que supo que tenía que casarse con Kiba. Desde pequeña sabía que llegaría el momento que iba a conocer a su prometido, pero en los últimos años parecía que aquella necesidad casi absurda de casarla, había decaído, pero se equivocaba. Suspiró y se quedó lamentándose toda la mañana, ya tendría tiempo para pensarlo después...