Glow: 2. Diversión
- Diversión:
La mano de Klaus tiraba de ella;
su agarre era fuerte pero al mismo tiempo sentía que si hacía un
poco de fuerza podría zafarse y salir corriendo. En ese momento él
le estaba dando la posibilidad de huir, volver a su coche y seguir
con su vida de alumna diez. Pero aún sabiendo eso, tan sólo dejaba
que el le arrastrara... No conocía de nada aquel hombre, tan sólo
sabía que era su profesor, una figura de autoridad en un centro
académico, pero en su postura y en sus ojos, Caroline comprendió
que estando a su lado podría aprender mucho más que estando sentada
en una silla o leyendo un libro. Y sobre todo, y quizás lo que más
le tiraba, es que todo lo que el pudiera aprender con el, nadie más
se lo enseñaría. Por lo que desconectó su parte racional y se dejó
arrastrar por aquel sujeto desconocido que le trasmitía más que
muchos hombres que había conocido...
El concepto de diversión había
sufrido muchos cambios en su vida. Según sus amigas era ir de
fiesta, bailar, beber y no acordarse de nada al día siguiente. El
concepto de sus padres era ir al cine, cenar y volver a casa antes de
la 1. Y lo que ella entendía como tal, jamás lo había llegado a
tener, pero durante las largas semanas que había compartido con
Klaus, pudo sacarle un significado, algo que encajara más con su
personalidad y sobre todo, algo con lo que realmente le haría
sonreír...
- ¿En qué piensas?- preguntó el con voz suave, mientras conducían por la carretera oscura, después de haber ido a cenar.
- ¿Por qué me has elegido a mi?- pidió mientras cerraba sus manos sobre su vestido algo nerviosa.
- Porque eres aburrida...- dijo sincero el- tenías una cara de no pasártelo bien, de esperar a alguien de que te sacara de la rutina.
No eran las palabras que deseaba
escuchar, pero tampoco sabía exactamente lo que había esperado oír.
De todas las formas, arrugó la frente inconscientemente y puso
morros sin darse cuenta. Escuchó como el reía a su lado, le miró y
se dio cuenta que el observaba con diversión. Su desconcierto
aumento y giró la cara indignada. Se estaba comportando como una
cría, pero sentía que estaba con su profesor perdiendo el tiempo y
además, metiéndose en un gran problema. ¿Qué pasaría si los
pillaran? Su reputación como alumna caería en picado, después sus
notas posiblemente las cuestionarían y para colmo sus padres no le
dejarían salir nunca más. Todo lo que ella misma se había labrado
se echaría a perder, todo por culpa de un desconocido que era
incapaz de decirle nada más que aquello que ella ya sabía...
- ¡Para el coche!- bufó indignada. Cuando lo detuvo bajó y comenzó a caminar por las calles oscuras, pisando fuerte y pateando cualquier piedra que estuviera a su abasto- ¡Idiota, idiota!- insultaba al aire.
- Me han llamado muchas cosas, pero desde luego idiota no sería una de ellas...- comentó divertido mientras caminaba a su lado.
Caroline pegó un salto asustada
y le miró. ¿Como había llegado ahí en tan poco tiempo? Miró la
distancia y le miró a el. Era totalmente imposible que en tan poco
tiempo la hubiera alcanzado. Era una muy buena altleta y dudaba que
un hombre en entrada edad, pudiera correr tan rápido como ella, y
sobre todo, que no se hubiera cansado. Klaus la miraba totalmente
complacido, mientras su rostro se contorsionaba en cientos de dudas,
e buscando explicaciones con lógica.
- ¿Por qué me sigues? ¡Vete a tu casa!- gruñó aún más molesta que minutos atrás.
- Porque no sabes a donde vas, y desde luego no pienso dejarte sola...
- ¡No necesito tu ayuda!
- Como quieras...
Su risa revoloteó en el aire y
cuando menos se dio cuenta se encontraba sola, en medio de la
carretera y sin saber exactamente a dónde ir. Corrió al coche y se
metió en la cabina del conductor, al hacerlo vio que no estaba la
llave puesta. ¡Mierda, mierda, mierda! Gritó una y otra vez
mientras daba golpes al volante. Estuvo metida en el coche mucho
tiempo hasta que comenzó a llover, no tenía batería en el móvil y
tampoco pasaba ningún coche a quien pedir auxilio, hasta que una
idea muy idiota le cruzó por la cabeza. No sabía porque, pero tenía
la sensación de que lo que estaba apunto de hacer, era precisamente
lo que Klaus esperaba de ella... apretó los dientes frustrada, salió
del coche y miró para un punto fijo...
- ¡Estúpido! ¿Por qué te has llevado las llaves del coche? ¡Vuelve aquí!- gritó a todo pulmón.
A medida que iba escuchando el
eco de sus palabras y entendió lo absurda e idiota que parecía, no
pudo evitar reír a carcajadas. Su voz rebotaba entre los árboles
del camino y la lluvia solo provocaba que hiciera más eco, y cuando
más oía su risa, más se reía. Tuvo que agacharse y sujetarse la
barriga, luego escondió la cara entre sus rodillas y comenzó a
llorar...
- Vuelve...- gimió.
Sintió que una chaqueta seca
caía sobre sus cabeza, y luego como sus brazos le acurrucaban en su
pecho y la llevaban al interior del coche. No dijo ninguna palabra,
pero tampoco ella dijo nada.
Cuando se detuvieron en las
puertas de su casa, Klaus la miró y sonrió.
- ¿Te has divertido?- preguntó interesado.
- Si...
Y aunque fuera extraño, lo
había hecho. Nada de lo que había pasado ese día era normal. Ni la
cena, ni el cine, ni el paseo entre los bosques. Nada, ni siquiera la
compañía de aquel extraño personaje. Pero a pesar de todo eso...
había disfrutado más que en mucho tiempo.
Antes de abandonar el coche,
Klaus le sujetó de la muñeca tiró de ella y le beso.
- Nos vemos mañana...-le susurró al oído.
Cuando Caroline salió del
coche, no supo si era de verse en clase o en el instituto. Bajó del
coche con una extraña sensación en la boca del estómago y
saboreando aquel fugaz beso... ¿Realmente lo vería mañana?
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