First Sing: 6. Compromiso

6. Compromiso:

El viento golpeaba con fuerza sobre el techo de la cúpula. Los animales se revolvían inquietos en el agua y el sol comenzaba a despuntar por el alba. Era la primera señal que ambos debían tomar para desenredarse de su abrazo y finalizar los besos y las caricias que les habían llevado a hacer esa locura. Pronto el sol saldría y su vida continuaría. Una noche más la pasión les había arrastrado hasta límites incomprensibles y quizás algo aterradores. Emily jamás se había considerado exhibicionista y mucho menos adultera, pero entre los brazos de James, sentía que podía hacer cualquier cosa. Si él se lo pedía, estaba completamente segura que caería. Pero antes de caer aún más hondo, necesitaba que él le dijera la palabra mágica. La única palabra que haría que todas sus reservas se acabaran y por primera vez en años, no pensara en el qué dirán y simplemente pensar en su felicidad.
Así esperando esa palabra estuvo toda la noche. Oía entre sus propios jadeos como James pronunciaba su nombre, como sus músculos se contraían antes de llegar al placer y como su propia boca buscaba la de él. En todo ese tiempo, por los labios de él jamás salió la palabra que ella quería. Después de todo, algo de lo que había dicho Andrea debía tener razón. James era un hombre adulto, comprometido con una mujer y ella, tan sólo era una joven en busca del amor perfecto. Quizás él no lo era y si era aquel joven que había dejado dormido en la cama de su apartamento. Le besó en el hombro antes de separarse de él y comenzar a vestirse. Mientras lo hacía sentía como las lágrimas se juntaban en sus ojos y amenazaban por salir. Nunca había pensado que lloraría de esa manera por un hombre. Pero aquel sujeto hacía que todos los “Nunca” fueran posibles. Se pasó la bufada por el cuello, sonrió a James y salió corriendo, dejándolo desnudo y totalmente desconcertado.

Ese día las cosas en el hospital fueron un poco tensas. No supo si era por su culpa o por cosas que había ocurrido a lo largo del día. Pero era plenamente segura que algo pasaba y quisiera o no, debía resolverlo. La falsa se debía mantener, debían llegar al momento correcto para romper con sus parejas actuales y comenzar una nueva, pero a esas alturas del día aún no sabía si James se iba a arriesgar por ella. Emily era joven, sin experimentar y que adoraba los retos. Quizás ella perdía menos que él, después de todo aún se estaba construyendo una reputación y era joven. Nadie tomaría en serio sus actos, pero James era diferente…

Estaba en al habitación de Dylan, aovillada en la cama de los acompañantes mientras éste le miraba con cierta pena. No sabían de que hablar, algo que era imposible porque siempre hablaban, aunque fueran de tonterías. Los silencios entre ellos eran algo de epopeya. Él se levantó de su cama y se acercó a donde estaba ella, le pasó el brazo por los hombros y la abrazó. En ese momento comenzó a llorar. Gracias a la tormenta que caía no se podía oír sus sollozos, por lo que nadie interrumpió su patética demostración de debilidad. Dylan la abrazó, le consoló y esperó a que pudiera volver a sonreír sin atragantarse entre gemidos. Cuando pudo hacerlo, se despidió y salió de la habitación. Si hubiera levantado la cabeza, se habría dado cuenta de que alguien estaba al otro lado, esperando a por ella..

-       James…-gimió cuando se chocó con él.
-       ¿Por qué… lloras?- quiso saber.

Levantó la mano para acariciarle la mejilla al momento que alguien pronunció el nombre de Emily. Los dos se separaron como un resorte, cuando Mark se asomó entre ellos y sonrió. Al ver el rostro contraído de ella se quedó helado, mirando a los dos pero sin decir nada. Ella sonrió como pudo, se alejó de James y se agarró de la mano de Mark para salir de aquella situación incómoda. No podía simplemente echarle toda la culpa a él, después de todo, ella misma había aceptado meterse en esa pesadilla y era la única persona que podía decidir salir de ella.

Los encuentros nocturnos pronto acabaron. Ninguno de los dos tenía tiempo de salir de sus respectivos hogares, puesto que comenzaba una época muy familiar y dónde los accidentes domésticos aumentaban. Por lo que o estaban en urgencias trabajando o con la familia, hinchándose a comer. A pesar de que no tenían prácticamente tiempo de hablar o de pensarse, entre los pasillos se enviaban dolorosas miradas. En ellas había más palabras y deseos que en una simple conversación, pero sabían que en esas situaciones no se podían decir nada. Después del encuentro en el Stephen Park no se habían vuelto a ver desnudos, no habían vuelto a probar los labios del otro y en cierto modo, eso comenzaba a pesarles.
Esa noche al salir del hospital supo que debía terminar con todo. Debía cortar por lo sano. Buscó entre los pasillos a Mark, debía hablar con él, debía romper con él y liberarse de una carga. Sin saber muy bien por donde caminaba llegó hasta un pequeño office, donde se encontraba él hablando con Michelle. Estaba a punto de entrar, cuando escuchó algo que la dejó helada…

-       ¿Realmente quieres pedirle matrimonio?- pregunto interesada la voz de Michelle.- Piensa que aún es una cría, no creo que piense en el compromiso.
-       Lo sé, pero… para mi ella lo es todo. ¿Sabes eso de…que no encuentras la calma para dormir con todo el mundo?


¡Oh dios! Gimió para sus adentros y supo que no podía hacerle eso aquel hombre. Simplemente no podía. 

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