GLOW: 1. Primera Clase

                                                                   GLOW

Protagonistas: Caroline/ Klaus (Crónicas Vampíricas)
UA: No sigue el patrón de la serie, pero si parcialmente.
Estado: Finalizado.


GLOW

  1. Primera Clase:
A pesar que el despertador aún no había sonado, se encontraba despierta, observando como el sol iba iluminando con lentitud cada rincón de su habitación. Era consciente que en cualquier momento, el aparato comenzaría a vibrar alertando a toda su familia que debían levantarse y comenzar un día más. Pero aún sabiendo todo eso, no quería levantarse, quería quedarse en la cama toda la mañana, rodearse con el edredón y volver al mundo de sus sueños. No necesitaba ir a clase, tampoco ver los mismos rostros de siempre, escuchar las mismas palabras y esperar lo mismo de ella. Estaba cansada de tener la misma rutina cada día... pero ¿En qué momento eso había cambiado?
Era la presidenta del consejo estudiantil, la jefa de las animadoras, le reina del baile por dos años consecutivos, tenía una familia perfecta y unos amigos estupendos, pero aún así... sentía que todo eso estaba mal, que era aburrido. Dentro de ella sabía que había algo que le faltaba, no sabía el que... pero ese extraño pensamiento le rondaba en la cabeza. Cerró los ojos, deseando que el despertador jamás sonara... pero lo hizo.


Los pasillos del Instituto siempre eran iguales; llenos de taquillas, de risas y comentarios estúpidos sobre temas estúpidos. Aquel día, parecía que el mundo entero se había propuesto hacerle pasar todas las horas de clase de manera tediosa y aburridas. Llegó a su taquilla sin ningún ánimo, la abrió y sacó los libros que tenía dentro. Estaba pensando en la siguiente asignatura que tenía, cuando sintió un frío que le recorría todo el cuerpo y le hacía estremecer. Abrumada por aquella sensación volteó la cabeza para mirar a su alrededor, pero ahí no había nadie. Tembló y se volvió a sumergir en sus cavilaciones insustanciales. Cogió los libros, los colocó dentro de la maleta y cerró la taquilla, cuando aquel frío gélido volvió a invadirle el cuerpo. A diferencia de minutos atrás, localizó el causante de su reacción; cerca de la secretaría había un hombre alto, de cabello corto de color cobrizo, barba de unos días y una sonrisa satírica, que le observaba con cierta diversión. ¿Quién es? Pensó para ella mientras fruncía el ceño y entrecerraba los ojos para verlo mejor, pero cuanto más cerraba los ojos, más borrosa se veía la figura. Inconscientemente su cuerpo se volcó para adelante para ir a su lado...

  • ¡Caroline! - la llamó una voz animada a su lado. Despertando de golpe aparta un minuto la mirada del sujeto desconocido para fijarse en Bonnie, una compañera de clase, que la miraba con una sonrisa de lado a lado- ¡A que no sabes lo que me ha pasado! - explica exasperada mientras movía los brazos.
  • Ah... hola Bonnie – saluda aún un poco ida- ¿Qué te ha pasado?- pregunta intentando mostrar interés, pero ese día, nada de lo que le pudiera decir su amiga parecía tener sentido.

A pesar de que su amiga había comenzado a hablar, ella ya estaba desconectada. Sabía que era mala amiga hacer eso, pero no podía concentrarse en un tema tan ¿insustancial? Como el que estaba hablando Bonnie, aunque realmente desconocía si lo era o no. Simplemente le había dado pie a expresarse y le había dejado hablando sola, tan sólo asentía y repetía la última palabra que ella decía para darle a entender, que realmente estaba prestando atención. Aunque probablemente, si le preguntaba no sabría que responder, no tenía intención de responderle. Dentro de su mente estaban ocurriendo un torbellino de ideas, de sentimientos y cosas que no podía contestarse en ese momento, y eso le irritaba notablemente.
Aún con ella hablando a su oído llegaron a la clase, se sentaron en sus respectivos asientos y esperaron a que el profesor llegara a clase. La campana de inicio había sonado cuando aún su clase estaba vacía, y todos sus compañeros estaban sentados en sitios desordenados, esperando a que el profesor llegara, pero parecía que éste jamás lo haría. Como representante que era de su clase, se levantó, dejó el bolígrafo encima de la mesa y se dispuso a caminar hacía el despacho de los profesores, o el departamento. Estaba apunto de salir, cuando la puerta de la aula se abrió de golpe y una figura que ella conocías se hizo notar...

Niklaus Michaelson, era el nombre del profesor nuevo. Fue lo único que se quedó grabado en su cabeza ese día. Al salir del instituto tan sólo podía pensar en eso. A pesar de que las clases extrañamente, habían sido interesante, parecía que al a travesar las puertas, toda la información recogida ese día se reseteara, y en parte eso le molestaba. Tenía que mantener sus calificación, debía seguir teniendo su imagen de niña buena y chica diez, pero... en el momento que Niklaus invadió su espacio vital todo parecía perder significado. No habían cruzado palabras, tampoco miradas y tan sólo él había pronunciado su nombre, y fue como si tan sólo al decirlo, sus palabras a travesarán la pared sólida que se erguía delante de ella y tocaran su corazón. ¿Quién es ese hombre? Se preguntó mientras abría la puerta de su coche, y entraba. Antes de poder cerrar la puerta una voz susurró algo... Soy quien te hará sonreír, y vivir... sintió que cada músculo de su cuerpo se congelaba, cuando esas palabras tomaron significado en su subconsciente. Quiso mover el cuello y mirarlo, pero algo le decía que sería absurdo, porque ella SABÍA, que él no estaba ahí. No podía explicarlo con palabras, porque ni ella misma lo entendía, pera cada partícula de su ser, sabía que él no estaba ahí. Pero... ¿cómo podía haberle susurrado eso? No tenía tanta imaginación para crearlo, y tampoco reconocía tanto su voz, para crearla en su mente... por lo que ¿cómo?
Algo turbada cerró la puerta, encendió el coche y puso la calefacción al máximo, sintiendo como el aire cálido iba relajando cada músculo de su cuerpo, y como su postura volvía a ser relajada y tranquila. Ya cuando las gotas de sudor le corrían por la espalda, y los cristales del coche estaban empañados, bajó la temperatura del aire y comenzó a conducir hasta su casa...
El resto del día concurrió tranquilo, monótono y aburrido, cuando se quiso dar cuenta, se estaba poniendo la chaqueta y saliendo de ella, para ir a ninguna parte en general. Por primera vez en dos años, había dejado los deberes a medio hacer, la habitación desordenada, los platos sin lavar y la ropa tirada en la cama. No entendía porque lo hacía, pero tenía ese impulso de salir de la casa, caminar y caminar hasta que las piernas le dolieran, hasta que el aire frío le hiciera daño en la nariz y los labios se le rompieran por el frio. Inconscientemente llegó hasta las puertas del Instituto, éste estaba cerrado, en silencio y con los faros encendidos...

  • ¿Qué hago aquí?- preguntó al viento, sabiendo que nadie la iba a responder.
  • Buscándome...- contesto la misma voz que horas atrás le había susurrado en su mente.

A diferencia que en el coche, logró girar sobre sus talones, para enfrentarse con Nikalus, que le sonreía divertido con las manos metidas dentro de la chaqueta de pelusa color marrón...
Quizás fue el frío, quizás el extraño impulso que le obligaba, pero...extendió su mano para que el se la cogiera y le siguió. Tan sólo le siguió...pero...¿A dónde?


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