Mi amigo los monstruos
Título: Mi amigo los monstruos
Original
Relato Corto
Original
Relato Corto
Mi
amigo los monstruos
Cuando
era pequeña, mi madre me susurraba al oído que los monstruos no
existían, que los fantasmas y los espíritus eran seres creados por
mentes superiores, que los ponían en la imaginación de otros, para
crear miedos y para asustar.
Al
ser niña y aún demasiado inocente para entender algo de lo que
quería decir, me imaginaba por las noches como criaturas horrendas
entraban a mi habitación y me observaban dormir. Recuerdo que me
levantaba por las noches sudando, llorando y con el corazón
acelerado... ahora con casi treinta años aún lo sigo haciendo.
La
noche es mi momento débil, cuan más frágil estoy y los miedos más
me pueden atacar. Soy consciente que es algo vergonsozo, aceptar que
soy débil y que le tengo miedo a la oscuridad, pero, eso también me
hace más valiente ¿no?. Aceptar que le tienes miedo a algo te hace
más valiente que negar que lo tienes ahí.
Después
de casi cinco años compartiendo cama con mi marido, disfrutando de
agradables charlas nocturnas, me doy cuenta que es momento para
hablar. Para contarle a la gente como he podido superar esto, para
que mis hijos cuando lloren por las noches, puedan cerrar los ojos y
seguir adelante... quizás es algo infantil mi método, pero es un
método que a mi me ha funcionado.
Recuerdo
estar en la cama, arropada hasta el cuello con los piernas recogidas
y observando la habitación oscura. Sentía que el corazón me latía
con fuerza en el pecho, como el sudor me corría por la frente y como
las sombras de mi habitación iban cogiendo horrosas formas. Si no
cerraba el armario, un bicho podía salir de ahí. Si dejaba un brazo
fuera de la manta, alguien podría jalarme y llevarme debajo de la
cama. Cualquier ruido eran pasos de seres espectrales que se me
acercaba. Y el mismo viento era un fantasma que me susurraba al oído.
Muchas veces asustada corría a la habitación de mis padres, hasta
que nació mi hermano pequeño y tuve que aguantarme el miedo en mi
cuarto, encendiendo la luz y dejando la puerta bien abierta. Cientos
de noches durmiendo acurrucada, abriendo los ojos por la mañana
aliviada de haber pasado una noche más.
Al
paso de los años la lista de monstruos iba creciendo: el hombre del
saco, la mano peluda, espíritus, aliens... cada película de terror
o cada historia que escuchaba era un miedo más que iba adentrándose
en mi cabeza y cuando todo el mundo dormía, salían a saludarme.
- Ya vienen otra vez...- me decía aterrada cuando imaginaba que al girarme, la cara de un bicho me iba a estar mirando.
Me
encontraba acostada en mi cama, mirando la pared aterrada mientras
imaginaba que una larga cola de monstruos estaba esperando su turno
para asustarme. Temblaba, lloraba en silencio y rezaba para que el
sueño se apoderara pronto de mi. Cuando volvía abrir los ojos por
la mañana, ya nadie estaba conmigo... y tan sólo pensaba qué nuevo
amigo iba a visitarme por la noche.
Cuanto
más iba creciendo y los monstruos iban perdiendo fuerza dentro de mi
cabeza, las noches se volvían más agradables, pero cualquier día
podían volver a aparecer. La larga cola detrás de mi espalda
recibía a alguien nuevo y siempre que éste iba a aparecer ante mi,
el primer monstruo con voz malvada le decía “Espera tu turno” y
éste enfadado se iba al final de la cola.
Ahora
con treinta años, con una nueva vida creciendo en mi, me doy cuenta
que tengo más amigos que le enseñaran a mi hija que la noche, te
hace más fuerte y que los monstruos son amigos que te ayudan a
crecer.
Comentarios
Publicar un comentario