Escógeme: Dos
Dos: La casa de él era minúscula para vivir los dos. Ya lo pensaba cuando subía por aquel ascensor pequeño y contemplaba las dimensiones del edificio. Había oído por su ex, que su hermano carecía de un interés abrupto por todos los lujos, que se limitaba a vivir tranquilamente en lo que aparentemente eran cajas de zapatos. Ella siempre pensó que exageraba un poco, después de todo, ellos siempre habían gozado de espacio y casas que ni un mismo príncipe se podía permitir. Por eso, cuando entró aquel apartamento se sorprendió más de lo que debía. Su nuevo prometido la miraba con el ceño fruncido, llevaba el cabello desordenado, unos vaqueros azul claro descocidos y una camisa ajustada negra. Desde la distancia donde estaba podía ver como los músculos se le marcaba sobre la prenda y como sus grandes brazos se tensaban ante su reacción. Sonrió con culpa y prometió mentalmente poner cara de pocker cuando observara su nuevo hogar. Porque así era, debía comenzar a vivir con él y lo más lógico...